“Potato tenía que ser un Punki-Reggae-Party Banda. Punki porque no nos gusta nada como está montada esta sociedad y no nos cortamos en pregonarlo. Reggae porque es un ritmo vacilón que suena tan dulce que sabe a melón. Party (fiesta, jaia o güateke donde poder echar un cohete) porque sin cachondeo, sin alegría y sin humor no se puede ir a ningún lado. Banda porque somos ocho individuos, número necesario y suficiente para poder montar una buena timba en un momento y para tardar horas en ponernos de acuerdo a la hora de partir.”
Potato subió por primera vez a un escenario en la noche vieja de 1984 como una punky reggae party banda . Es decir, propugnaba una fiesta reivindicativa al son del cálido y cadencioso ritmo jamaicano.
¿Quiénes fundaron Potato? Juan Borikó, también conocido como Johnny Brusco, y Pedro Espinosa, “Aianai”. Juan falleció en 2006. Pedro, además de cantante del grupo, es escritor y periodista, habitual colaborador en prensa, radio y televisión. Es autor de diversos libros relacionados con la historia del rock vasco; firma, junto a la también excomponente de Potato Elena López, un libro sobre los Hertzainak y otro sobre Potato. Pako Pko, además, es el único que ha estado durante todos estos años en Potato (aunque hay alguna que otra polémica en torno a ello, todo hay que decirlo).
“Nacimos reivindicando la Euskadi Tropical, que era una manera de decir que allí había gente que estaba más allá del abertzalismo y del patriotismo, cosas que nos la refanfinflaba. Nosotros por lo que apostábamos era porque el Árbol de Gernika se convirtiera en una palmera”, afirmó Pedro Aianai, uno de los fundadores del grupo.

Y es que, Potato ha sorprendido siempre en su puesta en escena: una auténtica muestra del espíritu que originó su creación. Una potente sección rítmica, con unos metales y unos coros de ensueño que sirven de soporte a cantantes, de personalidades diferentes, que nos ofrecen prácticamente todos los estilos que han surgido de la isla caribeña, roots, ska, raggamuffin, lovers, dub poet, rock steady; aunque tamizados por su peculiar e inconfundible sonido.